Los restos de comida no se eliminan con el cepillado. Al menos, todos ellos. Por eso es importante utilizar adecuada y diariamente el hilo dental. Y es aquí donde empiezan los problemas: ¿cómo se usa?
Tanto si ya lo has utilizado anteriormente como si lo vas a hacer por primera vez (o una de las primeras) aquí te damos unas pequeñas instrucciones para que todo vaya como la seda (literalmente).
Lo primero que hay que hacer es cortar un trozo de hilo de unos cuarenta centímetros de largo más o menos. Una vez hecho, debemos enrollar cada extremo a los dedos corazón de ambas manos. Ya tenemos nuestro “complicado” mecanismo de acción.
Sosteniendo el hilo con ambos pulgares para que no de desenrolle y pierda tensión, lo introducimos entre los huecos de los dientes. Aquí es importante tener cuidado. En algunas personas, los dientes están separados, mientras que en otras, este paso será más complicado porque los dientes rocen entre sí.
Se trata de sacar los restos de comida de entre los dientes, así que mueve el hilo hacia delante y hacia atrás para conseguirlo. Una vez que quede limpio el hueco, saca el hilo, desenróllalo de un dedo y enróllalo en el otro. Así, para cada uso que le des, siempre será con hilo nuevo.