La acromegalia es una enfermedad endocrina que se debe a un exceso de secreción de la hormona de crecimiento en la edad adulta, que suele aparecer entre los 30 y 50 años provocando una desfiguración progresiva de la cara y las extremidades. Esta tarda hasta 6 años en ser diagnosticada, pero tu dentista puede detectarla en la misma consulta.
La progresión de esta patología se denomina gigantismo cuando aparece durante la infancia, es lenta y suele pasar desapercibido entre 4 y 10 años desde los primeros síntomas.
Pero como todo lo relacionado con el cuerpo humano, no todos los pacientes padecen los acromegamismo síntomas. En estos influye el tiempo que haya estado sin diagnosticar, pues esto aumenta los riesgos de que afecte a más órganos.
Esta enfermedad engrosa los manos y los pies, el aumento del tamaño de órganos internos, el exceso de sudoración, dolores articulares, trastornos menstruales o separación de los dientes, pero además estos pacientes con frecuencia suelen tener maloclusión Clase III, es decir, una mandíbula muy prominente.
El hueso maxilar (el de la parte superior de la boca) crece mucho hasta los 9 o 10 años aproximadamente y, a partir de los 10 u 11, suele desarrollarse más el de la mandíbula (el de la parte de abajo de la boca), es así cuando los niños dejan de tener rasgos infantiles y empiezan a aparecer rasgos de mayores.
Esto no quiere decir, por supuesto, que todo aquel al que le sobresalga la mandíbula padezca acromegalia. Pero si notas que empiezas a adquirir rasgos raros, que su calzado habitual le aprieta, o siente que le ha crecido la mandíbula durante la edad adulta, es necesario que consulte a su médico para descartar la acromegalia.