Las cifras no engañan. El blanqueamiento dental es uno de los tratamientos médicos que más ha crecido en los últimos años. Según datos de ADE Group, la mayoría de intervenciones de este tipo se realizan después del verano. El motivo, los malos hábitos de higiene oral del período estival, que intentan compensarse después de las vacaciones.
En relación a esta noticia, y con el objetivo de aportar mayor información sobre los tratamientos blanqueantes, a continuación compartimos algunos ‘falsos mitos’ sobre este tipo de intervención.
Generalmente, todo el mundo puede someterse a este tratamiento salvo las mujeres embarazadas, menores de edad o personas con determinadas alergias. Por ello, primero se realiza un correcto diagnóstico y seguimiento personal para conseguir un resultado óptimo.
El blanqueamiento, como se cree, no provoca sensibilidad dental crónica y, en caso de producirse, el odontólogo se encargará de aportar consejos para hacerla más llevadera.
Tampoco es correcta la afirmación de que el blanqueamiento desgasta el esmalte de los dientes porque, aunque el agente blanqueante abre el poro del esmalte durante el periodo de aplicación, este vuelve a cerrarse una vez concluido.
Por último, la durabilidad del blanqueado dependerá de los hábitos y conducta alimentaria del paciente.
Fuente: El Economista