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Pero si hay un campo en el que los bulos proliferan es, sin duda, en el del cepillado. Chicles, colutorios y alguna que otra dosis de bicarbonato hacen las delicias de los ‘cuñados’ de este país.
Del “no te cepilles los dientes y cómete un chicle” al “si te enjuagas la boca con colutorio ya no hace falta el cepillado”. Todo lo que te hayan dicho en la barra de un bar con tal de no tocar el cepillo de dientes. Pues no es así, es más, ni comerte un chicle ni el colutorio te salvarán de las caries, de la gingivitis o del mal aliento. El chicle hará que se equilibre el ph, si lo indica en la etiqueta, pero nada más. Igualmente, el colutorio no tiene la acción de ‘barrer’ la suciedad y los restos de comida que tiene el cepillado.
“Si tienes los dientes amarillos, usa bicarbonato”. Y si te quieres quedar sin dientes, también. Os recomendamos que hagas la prueba: cepíllate los dientes con bicarbonato y después bebe un vaso de agua fría. Si después del calambre que os dará seguís teniendo ganas de investigar, descubrirás por qué no es una buena idea. El bicarbonato es muy abrasivo e irá acabando con el esmalte de tus dientes conforme te vas cepillando. Lo mejor para mantener blancos tus dientes es cuidarlos. Y si quieres conseguir unos dientes más blancos, la buena idea es acudir a tu dentista para que te haga un tratamiento personalizado. Háganos caso: unos dientes de plástico con tres bombillas azules -muy de moda entre famosos y aspirantes a ello- no es la mejor solución.