Los bulos más extendidos sobre la salud dental

La primera gran mentira nace incluso antes de que nos demos cuenta. Es muy extendida la creencia de que por las caries en los dientes de leche no hay que preocuparse, que no afectarán a las piezas futuras y que como, total, los dientes se acabarán cayendo a los pocos años, no es necesario cuidarlos. Nada más lejos de la realidad. Las caries sí que afectan a los dientes de leche e incluso pueden afectar a los definitivos aunque no hayan aparecido aún. A menos que quieras presentar a tu hijo como el niño sin dientes a un programa de talentos, es necesario cuidar la salud dental. Además, creará hábitos para la vida adulta.

Esto cuando nace, porque mientras que la madre está embarazada, también se dice que es normal que pierda los dientes. Por arte de magia (o de hormonas). Quizás en este caso, la mentira, revestida de una explicación científica plausible, haya hecho que se implante en un gran número de personas. «Claro, el bebé absorbe el calcio de la madre para formar sus huesos y a la madre se le caen los dientes».

Esto, unido al inmenso dolor que producen las caries -otro bulo de los grandes-, hace que a cualquier madre se le quiten las ganas de tener un descendiente. En verdad lo que duele no es la caries, sino la infección que se produce al no ser detectada a tiempo. La caries, de ser grave, puede llegar a matar el nervio y, con él, las posibilidades de que sintamos que algo va mal.

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