Entre el 6 y el 8% de la población no ha vivido la magia de la visita del Ratoncito Pérez y disfrutado de su recompensa. Este porcentaje, cuando alcanza la edad adulta, sigue teniendo en la boca todos o algún diente de leche, ¿sabías por qué?
En estos casos, la mayoría de las veces el diente de leche no se cae porque, debajo de este, a nivel de la raíz, no se está formando el diente definitivo. En estos casos, al no existir diente definitivo para sustituir al diente de leche y al seguir conservando la raíz del diente de leche, que suele ser reabsorbida por el empuje del diente definitivo, este permanece en la boca.
Es a esta ausencia del diente definitivo a lo que los expertos llaman agenesia dentaria, es decir, la ausencia congénita de estos dientes. Esta anomalía se detecta durante la infancia o la adolescencia. En torno a los seis años los incisivos permanentes inferiores y los primeros molares definitivos irrumpen en la boca, y entre los 6 y los 12 es el periodo de transición de la dentición primaria a permanente. Idealmente, a los 21 años de edad, los 32 dientes permanentes que debe tener el ser humano deben haber salido.
Aunque todavía no existen certezas en torno a la agenesia dentaria, los últimos estudios apuntan que esta puede ser debida a procesos infecciosos sufridos por la madre antes o durante el embarazo como pueden ser tuberculosis, sífilis, rubéola, etc. Por otro lado, también podría estar relacionado con la herencia, ya que existen casos en los que afecta a varios miembros de una misma familia. Por último, hay niños que nacen con determinadas anomalías genéticas y muestran agenesia dental.
La agenesia dentaria más frecuente es la falta de las muelas del juicio, algo nada problemático ya que se extraen, pero también afectan a maxilar superior y a los incisivos laterales. Esta situación se torna complicada porque el diente de leche no dura toda la vida, termina desapareciendo y deja a su paso un problema estético. Además, los afectados por la agenesia dentaria suelen tener un alineamiento defectuoso o un cierre de la dentadura también complicado, esto no solo es estético, sino que provoca molestias al masticar o morder, dificultad en el habla e incluso en la respiración.
Las soluciones hasta el momento son cerrar el espacio a través de un tratamiento de ortodoncia, con la colocación de un implante y la restauración con una corona.