Las fundas dentales sirven para proteger dientes que han quedado debilitados, ya sea por una caries grave o por una endodoncia. La confusión con las carillas dentales se propicia por el hecho de que las fundas vienen a solucionar los problemas para los que una carilla resulta ineficiente.
Existen diversos tipos de fundas dentales, cada cual se adapta mejor a la situación que se pretenda remediar. Las fundas dentales más corrientes son las de porcelana pura, cerámica, circonio y metalcerámica.
Las fundas de cerámica no contienen metal, lo cual las hace estéticamente más agradables y te permitirán obtener una sonrisa perfecta, pero son menos resistentes que las de metal o circonio, siendo su ajuste un poco más difícil.
Las fundas de circonio por el contrario ofrecen una gran resistencia y grandes resultados estéticos, siendo su principal inconveniente el hecho de que no son tan baratas como el resto, pero sin duda son las mejores.
Por último, las fundas de metal-porcelana se fabrican sobre una estructura de metal a la que se superpone la porcelana. Su inconveniente principal es que la retracción de la encía provoca el hecho de que se deja al descubierto la parte de metal, lo cual afea muchísimo la sonrisa. Son por tanto menos estéticas que las otras dos.
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